Esta obra de caracter abstracto, consigue el artista jugar con círculos y rectas de factura geométrica, utilizando una textura muy particular, finas grietas y hendiduras en la superficie (craquelé).
Su imaginación nos situa ante una visión que se ciñe a una realidad que el artista siente y otra imaginada que expone.
Las variantes son muchas, se entremezclan sensibilidades y miradas hacia un trabajo monocromo, pero no ausente de matices. Toda una prueba de creatividad y valores acumulados, además de una clara voluntad de provocar emociones profundas en el observador.
Por lo tanto, la autenticidad del trabajo de Oswaldo, con su libertad de ejecución, nos invita a recorrer todo su arte especial y vibrante. Y mantener ese diálogo con el público para reforzar sus conceptos de apertura y magia.
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